LA IGUALDAD EN LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS
La igualdad
entre géneros se presume en la Administración, entre empleados, superiores, etc.
Pero, ¿qué pasa con la ciudadanía? ¿Son todas las personas que atendemos
paritarias en cuanto a ello? Yo tengo la respuesta: desgraciadamente, no.
He vivido
ambos tipos de discriminación, tanto de hombre que discrimina a mujer, como
mujer que discrimina a mujer. El primer caso suele ser el más habitual.
Prácticamente todas las mujeres que estamos de cara al público lo hemos vivido:
hombre, en muchas ocasiones extranjero, que no da por válida tu palabra, y se
acerca a la mesa de un compañero a preguntarle si eso que le has dicho es así.
Pero también hay sexismo entre mujeres, ya que algunas de ellas creen, aunque
sea inconscientemente, que la palabra del hombre es más válida, con más
autoridad, porque "es el hombre", y por ello le da mayor legitimidad que
a la tuya. Además, estas situaciones se agravan cuando el empleado público es
una persona joven, como es mi caso, dando lugar a que te traten como una niña y
no aceptando tus indicaciones.
Creo que la
solución para evitar este tipo de situaciones incómodas para todos, hombres y
mujeres, sería abogar por una conducta lo más profesional posible, intentando
acabar con los paternalismos, compadreos y cachondeos, utilizando un lenguaje
accesible pero con matices técnicos, procurando ceñirse al contenido de la
consulta o trámite y no dando pie a interpretaciones personales.
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